Confesiones de un iluso
Hoy lo sé, he caido, jamás pensé que algo así me iría a suceder, nunca
imaginé este castigo tan cruel; enamorarme, oh perdición, no sólo no
puedo no olvidarte, apareces como un pensamiento recurrente y obsesivo,
disimularé que no es amor aun siendo tan evidente que te cuelas siempre
entre mis escritos y me estúpido nerviosismo al toparme contigo.
¡Maldición! Te deseo, pero no sé, ni sabré si tú sientes lo mismo que
hoy te escribo, dejaré estas cartas, escondidas, hasta que mi valentía
se atreva y te las entrege como un regalo o tal vez el peor de mis
castigos.
Un nuevo día transcurre, nada de especial en él, sólo ronda el recuerdo
del sueño de anoche, aquél tan recurrente, en el cual forma parte de mi
vida, dando pare a mis tristezas, convirtiendolas en alegrías, llenando
los vacíos y tapando las miserias que habitan en mi, siendo tan feliz al
punto de ser irreal y despertar de golpe maldiciendo mi suerte,
buscándote tontamente sabiendo que no estarás.
Heme aquí, escribiendonte nuevamente, figurando entre mis letras y
describiendo tu belleza entre lineas de ilusión cargadas de sueños no
cumplidos. Siempre con la esperanza de que fueras a quererme, creyendo
como un iluso que mis cartas fueran a conmoverte, hacer sentir aquel
afecto hacia ti; no es sencillo expresarme contigo, me atacan
los nervios, se entumecen mis labios, mis piernas flaquean a tal punto de parecer caer, mis manos sudan y mis palabras se enredan al pretender hablarte.
Sigo decaido
y algo desmotivado, pero aún firme e agerrido a mis sueños contigo.
Deseandonte entre cada carta, expresando mi locura hacia ti, plasmando
cada deseo, anhelo y esperanza, contado todo lo que planeado para los
dos, tal cual utopía irrealista, simple, pero cuidando cada detalle de
ello. ¿Cuánto más habré de esperar por aquello? Hasta cuándo seré un
cobarde reprimido; mientras sufro en silencio, culpandome de éstas emociones reprochadas, ¡ay vida mía!
Qué más puedo decirte, sólo sentiré que eres mía entre relatos de amor
que invento contigo, hasta entonces seguiré escribiendo con la tonta
ilusión de que algún día me leerás, apreciarás mis letras y aclamarás al
tonto iluso que te dedica éstas miseras frases, cortas y a veces
eficaces.
Como desearía poderte decir, que soy el que le escribe cada día, el iluso
que muere cada noche por su ausencia; mas no desistiré a mis sueños con
usted, lucharé por vencer mi cobardía, haré de lado mis temores, dando a
notar mi sentir, y le dedicaré cada una de éstas lineas, sabiendo que
todas hablan de usted, no le diré más, sólo sepa que ésta son mis
confesiones. Confesiones de un iluso.
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